viernes, 22 de marzo de 2013

Mitos y leyendas Vampiros- Por Lucila Castro Díaz


Mitos y leyendas Vampiros

LILITH




Según consta en la literatura hebrea, Lilith fue la primera esposa de Adán. Estaba hecha con arcilla, igual que él. Era hermosa. Hasta el punto de que se quejó de tener que yacer con Adán siempre debajo: "Fuimos creados iguales, y debemos hacerlo en posiciones iguales". Cansada de que Dios no atendiera sus reivindicaciones, se fue del Paraíso. En la mitología, Lilith, la primera esposa de Adán, es considerada la reina de los vampiros. Cuenta la tradición que, en un principio, Adán estuvo unido físicamente a Lilith, con lo que formaba una unidad y esto fue antes de que fuera creada Eva. Los dos personajes se peleaban continuamente hasta el día en que la mujer pronunció una fórmula cabalística que le permitió separarse del hombre. Entonces Adán recibió una nueva compañera, Eva, creada a partir de una de sus costillas, y por lo tanto sumisa.

A partir de esta narración, a Lilith se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para estrangularlos después.

 No sólo mantiene relaciones sexuales con hombres a los que después asesina, sino que además se alimenta de su sangre. Es en esa encarnación donde Lilith se asimila a diferentes divinidades y monstruos femeninos presentes en la mitología clásica: Lamia, Empusa y las lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las estriges, también macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las erinias o furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras ancianas habitantes de los infiernos. En todas estas figuras se repiten las alusiones a muerte de hombres y niños.

Otras referencias mitológicas afines a Lilith se pueden encontrar en la Brunilda de los Nibelungos, o en la diablesa babilonia Lilu. La misma Reina de Saba de Salomón es un trasunto de Lilith. Etimológicamente viene del hebreo layil, (noche), y aparece representada como un demonio nocturno peludo o como una mujer de cabellos muy largos.

En la Biblia aparece una fugaz alusión a Lilith. En Isaías 34,14 se explica con todo detalle cómo Dios con su espada mata a todos los habitantes de Edom, lugar poblado por enemigos acérrimos de los judíos, y que allí quedan como dueños y señores los animales. Buitres, serpientes... y Lilith. "También allí Lilith descansará y hallará para sí lugar de reposo". Lilith ha sido traducido por lechuza o ardilla, evitando toda referencia a la figura precedente de Eva. En nota al pie se hace constar: "Los hebreos creyeron que significaba un ser diabólico, en forma femenina, noctívago, espantajo de la fantasía popular".

Las variaciones del mito llevan a Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva (abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o a asimilarla con la serpiente del Paraíso (como en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina). Un relato de Primo Levi nos recuerda que Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo comandando una corte de demonios. Y otra tradición afirma que Samael, luego Satán, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos seducen a Eva para que engendre a Caín.
En astrología, Lilith es un punto que se averigua mediante las posiciones de la luna y la Tierra. Su representación es una Luna Negra, y hace referencia a "deseos ocultos, lados reprimidos de nuestra personalidad, experiencias dolorosas y rincones oscuros de nuestra psique". En astronomía, Lilith es simplemente el asteroide 1181, descubierto el 11 de febrero de 1927.
Sea como fuere es evidente que Lilith es el perfecto símbolo para representar a la mujer emancipada, la que no se somete al hombre y busca la igualdad. Dejando a un lado las referencias al infanticidio o a los sueños eróticos masculinos, Lilith es un ejemplo claro de cómo la mitología también nos puede ayudar a encontrar las raíces del feminismo.

Su maldad era tan grande que se complacía en beber sangre humana, especialmente la de los niños.





Vampiros Historia y Leyenda




Comúnmente se piensa que Bram Stoker, el autor de Drácula, basó su novela en Vlad Draculea, conocido como el Empalador (Tepes), llamado así porque tenía la costumbre de empalar a sus enemigos, pero lo cierto es que este personaje histórico, si bien era extremadamente cruel, no bebía sangre ni tampoco se lo asoció nunca con el vampirismo.

El vampirismo es un trastorno psicogénico cuyos engramas al restimularse compelen al enfermo a beber sangre, sin importar con cuál excusa, y Elisabeth Bathory, conocida como la “condesa sangrienta”, es un ejemplo claro de ese extremo. Asesino a 630 mujeres, vírgenes, en la sala de torturas de su castillo. Fue sentenciada a morir emparedada, falleciendo luego de cuatro años de encierro, se arranco las venas del antebrazo con sus propios dientes.




 Desde la más remota antigüedad diversos textos y narraciones nos ofrecen la posibilidad de encontrar infinidad de referencias sobre el modus operandi de ciertos personajes (más mitológicos que reales) que podrían encuadrarse, sin ningún género de dudas, dentro de los cánones de comportamiento del vampiro clásico.

Hace más de mil años, en la antigua China, aparece la crónica de Chi Wu Lhi en la que nos narra las fechorías de un chupador de sangre que sembró el pánico en una aldea cercana a Pekín. En este mismo país también existía cierta énfasis a enterrar aquellos difuntos que no presentasen síntomas evidentes de putrefacción, y ante cualquier tipo de duda decidían incinerarlos. Continuando en este contexto supersticioso convendría significar el hecho que en numerosas excavaciones arqueológicas han aparecido muchos restos humanos en los que los brazos y piernas habían sido atados concienzudamente con rudimentarias ligaduras de cuero.

En la antigua Roma se temía la aparición de un vampiro volador, el Strix, que sembraba el terror entre campesinos y pescadores. Los clásicos Virgilio, Plinio, Agripa, Herodoto, Homero, Aristófanes, Pomponio, Solinio, Estrabon, Petronio y un largo etc. creían tanto en la existencia de licántropos como en unos seres emparentados con los lémures romanos (espíritus de difuntos) denominados empusas, seres espectrales que disfrazaban su aspecto de muy diferentes formas y que asesinaban niños con el único fin de alimentarse de su sangre. También eran conocidas las arpías o harpías, una especie de híbridos espectrales, mitad pájaro mitad fémina que de forma similar a las empusas se dedicaban al rapto de niños con sus agudas garras.

En culturas diferentes a las mencionadas, como el caso de la antigua África ecuatorial, se creía en la existencia de unos seres denominados wengwuas, cadáveres que abandonaban sus tumbas para alimentarse de la sangre de los vivos.

Ejemplos de referencias vampirescas en textos clásicos los encontramos en Las ranas, donde Aristófanes nos da a conocer a un espectro (empusa) describiéndole con aspectos tan diferentes como un perro, una mula o una voluptuosa dama. El propio Homero nos narra cómo Ulises, en el Hades, ofrece, como bebida, el fluido vital a los espíritus para que pudiesen recuperar su alma y vida.

La creencia de que la sangre es vida la podemos encontrar desde el principio de los tiempos y en las más diversas culturas. Evidentemente, también hay que mencionar los sacrificios sangrientos que los aztecas tributaban a sus dioses y de los que la historia nos ofrece multitud de testimonios. Su dios Huitzilopochtli era el que exigía mayor tributo de sangre. No debemos olvidar que los aztecas se sentían obligados a ofrendar su corazón y sangre a los dioses como justa compensación por haber creado el mundo.

Las diferentes formas con las que se ha denominado al vampiro a lo largo de la historiase corresponden con las múltiples culturas en las que este siniestro y mítico personaje se ha hecho acreedor de las más terroríficas historias y leyendas. En la antigua China se denominaba a un diablo chupador de sangre como Giang Shi, pero quizá se temía aún más al ataque del vampiro llamado Kiang, capaz de chupar la sangre de sus víctimas en tan sólo unos segundos.




Vampiros reales 

El conde Strucc el terror de Amprudan 

Poco se sabe sobre la existencia de este vampiro en la actualidad. En la comarca de Ampurdán en Gerona, en el reinado de Alfonso VIII de Aragón un extranjero con el nombre de Guifred Estruch llegó a tierras hispanas. Este recibió un pequeño fundo en Llers por su colaboración en la batalla de las navas Tolosa. Su vida transcurrió normalmente hasta que tuvo que condenar a unas mujeres acusadas de Brujería. Estas lo maldijeron. 

Cuando el conde murió sucedieron sucesos extraños como muertes , ataques en la noche etc. Debido a la maldición de las brujas se extendió el rumor de que el conde se había convertido en un no muerto .Las gentes de la zona contrataron a un especialista para que acabaran con él. Pero ¿Era realmente el señor Strucc o simplemente el miedo y las supersticiones de la época? Poco se sabe de este personaje y no se conoce exactamente su nombre . Lo único que puede demostrar su existencia es la tumba de la mujer de un caballero llamada Arnaldeta Sitjar donde aparece el nombre de Arnalli Estruccionis que se encuentra en la Colegiata de Sant Feliu de Girona. 

Sobran las leyendas a cerca de este enigmático personaje, aunque los hechos históricos tienen cierta relevancia en la historia.
, ya que durante la época en que este sujeto vivió en el castillo, los sirvientes, campesinos de la zona y animales, morían por las noches, con múltiples mordidas a lo largo de su cuerpo, no se sabe con certeza quién fué el autor de estos hechos, aunque las sospechas principales desembocan entre Strucc y Arnalli Estrucionis otro noble de la época. 

Jack el destripador 

A finales del siglo XIX, Londres, la capital inglesa, era la metrópoli del imperio inglés. La zona más marginal la componían los barrios bajos, al este Londinense, el llamado “East End”. El otro lado, “West End”, era donde habitaba la clase alta inglesa. Pero dentro de los barrios bajos de East End se ubicaba el distrito de Whitechapel, uno de los más pobres y conflictivos. Es aquí donde nuestro amigo tuvo su coto de caza durante 1988. 
Jack el destripador era un hombre de mediana estatura, iba muy bien vestido y solía frecuentar las calles del barrio Whitechapel ( Londres), calles oscuras y nebulosas, alumbradas por pequeños farolillos y velas. Era en esas noches cuando Jack acudía para visitar a las prostitutas que abundaban en aquellas calles del Londres más marginal. 

Sus crímenes pronto se harían famosos, envolviendo de miedo las calles de Whitechapel. Sus víctimas se encontraron en un estado desolador. El asesino, con la precisión de un magnífico cirujano de la época, habría en canal a sus víctimas, dejando a la vista todo lo que ellas llevaban dentro. Las viscerales imágenes con las que se encontraron los testigos de aquellas atrocidades, solo eran comparables con la expresión de los rostros de sus víctimas. 

Todo un misterio, ya que su verdadera identidad nunca se supo. Aunque todas las hipótesis y descripciones policiales apuntaban a James Maybrick, pero jamás se encontraron pruebas definitivas que lo inculparan. 

Florencio Fernandez, el vampiro de las ventanas 

El 14 de febrero de 1960, y tras pintoresca operación policial se detuvo al vampiro argentino. Hacía semanas que varias jóvenes estaban siendo atacadas por un individuo que, aprovechando la oscuridad nocturna, penetraba en el interior de los domicilios de sus víctimas, aprovechando que se acostaban con las ventanas abiertas a causa del calor reinante en esas fechas. Una vez dentro de la casa, se abalanzaba sobre ellas mientras dormían, sujetándolas a la cama y mordiendo profundamente sus gargantas para beber su sangre. 



Richard Chase 

Asesinó a dos familias enteras, llevado por una delirante creencia; su sangre estaba envenenada y debía conseguir sangre humana para poder mantener su propia vida. En su delirio, Chase hablaba de una conspiración de los Ovnis y de los nuevos movimientos nazis que intentaban matarlo, pero su creencia más importante era la de que tenía que beber sangre humana para poder vivir. Cuando fue detenido se le incautaron recipientes, como una batidora, en la que preparaba la sangre de sus víctimas, y trozos de su carne, como si de un jugoso zumo se tratase. 


Georg Karl Grossman 

Fue detenido en agosto de 1921, cuando un vecino escuchó los gritos de una joven y llamó a la policía, siendo Grossman sorprendido mientras se bebía la sangre de su última víctima. Los analistas de la policía identificaron los restos de al menos tres mujeres asesinadas en las tres semanas anteriores a la detención, pero se encontraron docenas de prendas de ropa y efectos femeninos en el apartamento. 

El Vampiro De Hannover 

Haarmann elegía a sus víctimas en la estación de ferrocarril de Hannover. Principalmente niños o jóvenes que habían huido de casa, o llegaban a la capital en busca de trabajo. Haarmann fue declarado culpable de 27 asesinatos de muchachos, de entre doce y dieciocho años. Sin embargo Haarmann llegó a decir que "podrían haber sido unos 40". Los mataba, bebía su sangre y comía parte del cuerpo. 


El vampiro de Dusseldorf 

Durante el proceso, iniciado el 13 de abril de 1931, los magistrados tuvieron que soportar la gélida descripción que Peter Kürten hizo sobre sus crímenes: "Necesitaba sangre como ustedes necesitan alcohol". Confesó con todo detalle como asesinaba a sus víctimas, algunas niñas de solo cinco años, usando un martillo, tijeras, etec, y destrozando absolutamente los cadáveres. Decía que Jack el Destripador era su ídolo. 

Marcelo De Andrade 

El año 1992 entró salpicado de sangre para la prensa del Brasil. "Bebía su sangre para mantenerme joven y guapo"; con tan insólita declaración el brasileño de 25 años Marcelo Costa de Andrade, ex -miembro de la secta Iglesia Universal del Reino de Dios, pretendía justificar sus brutales crímenes. Captaba a los niños en las zonas marginales de Río, y los convencía para que le acompañases ofreciéndoles comida, golosinas o dinero. Los mataba a golpes y los violaba, dejando bandejas con comida al lado de los cadáveres. Después compraba los periódicos para ver si los cuerpos habían sido hallados. 


Filita Malisha 

El 23 de marzo de 1995 una anciana de 60 años oriunda de Solwezi (Zambia) se personó por propia voluntad en la comisaría de policía para confesar que había asesinado a siete de sus hijos. Según declaró Filita Malisha, había asesinado a sus hijos a lo largo de varios años, en rituales de magia negra que había aprendido de su madre. Y tras asesinarlos, bebía su sangre y comía parte de los cadáveres. 










1 comentario: