domingo, 8 de octubre de 2017

Voces que nos llaman del más allá "Susurros espirituales"


¿Alguna vez escuchaste que alguien pronuncia tu nombre?
Es un fenómeno de los más perturbadores y aterradores que a muchas personas les ha pasado.
Algunos aseguran que escuchar una voz decir tu nombre es una señal de que el cerebro está en perfecto estado, otros que aquella voz proviene del mundo de los espíritus.
Puede ocurrirte que te pareció que alguien te llamo, la voz de tu madre o hermana, pero al  preguntarles te responden  que no te han llamado o lo peor te das cuenta que estas solo en tu casa. Algunos creen que esto es normal, otros que se trata de un suceso paranormal, alguna voz que se infiltro de nuestro lado, y otros creen en un fenómeno más raro aún, que es a consecuencia del espacio y tiempo, y otros creen que es una mala jugada de la mente.
Los supersticioso  del pasado creían que quienes escuchaban  un voz llamándolos  les quedaba poco tiempo de vida. Quizas cuando la voz es conocida podría tratarse de un ser querido que falleció y nos quiere avisar que nos cuida.
A veces no queda otra que creer que nunca estamos solos.
investigaciones recientes de los expertos en el campo de lo paranormal, sugieren que una de cada 25 personas escucha voces regularmente y que hasta el 40 por ciento de la población las escuchará en algún momento de sus vidas. 
¿De dónde proceden estas voces ? ¿Quiénes son? ¿Qué nos quieren decir?





Hay muchas razones por la que las personas pueden escuchar voces. Algunas de estas razones son de origen espiritual o paranormal, mientras que otras pueden ser más psicológicas o emocionales. Durante muchos años, cualquiera que ha escuchado alguna vez una voz decir su nombre fue considerado como poseído, mentiroso, loco, o un enfermo mental. Y rápidamente eran internados en instituciones mentales.  Incluso hoy en día, los médicos consideran este fenómeno como un trastorno mental, llamándolo delirios de la esquizofrenia, la esquizofrenia es algo distinto a  una voz que alguna vez hemos escuchado pero nunca más volvimos a escucharla. Por desgracia, hay muy poca comprensión o apoyo para lo que es en muchas ocasiones un fenómeno espiritual.

Muchos profetas a largo de la historia aseguraron haber escuchado voces que les ofrecían la sabiduría y la guía divina. Este fenómeno espiritual de escuchar voces que nadie más puede oír es un regalo psíquico conocido como la mediumnidad, que es la capacidad de comunicarse con los espíritus.
La mayoría de las personas que tienen algún tipo de habilidad psíquica, aprenden a confiar en ella y a desarrollarla. Nuestro sistema de guía intuitiva es una brújula natural que está diseñada para guiarnos a través de la vida, pero el miedo, la religión y nuestra dependencia del pensamiento racional han cerrado las capacidades intuitivas de la gente.


Los niños son psíquicos por naturaleza, y con frecuencia tienen la capacidad de ver y oír cosas que los adultos no pueden, incluyendo escuchar voces que nadie más puede oír. Nuestra guía intuitiva está diseñada principalmente para protegernos y mantenernos a salvo, por lo que los niños tienen un sistema de intuición y una orientación más elevada, ya que son más indefensos y vulnerables. Los niños también están más cercanos a lo considerado divino, y suimaginación” les permite conectarse con diferentes frecuencias y dimensiones.

Cuando se trata de oír voces, hay varios diferentes tipos de voces y entidades que pueden estar comunicándose con nosotros, y hay diferentes razones para escuchar estas voces.  Los espíritus que están en el “otro lado en muchas ocasiones quieren comunicarse con sus seres queridos, especialmente si hay algún tema pendiente. Sin embargo, les resulta frustrante que la mayoría de la gente no pueda verlos u oírlos, por lo que deciden comunicarse con las personas más sensibles y psíquicamente abiertas de la familia, como los niños o las personas que tienen un don natural  de comunicarse con otras dimensiones.

A veces traumas emocionales pueden abrir la puerta a entidades negativas. En algunos casos, estas voces pueden ser diferentes personalidades que se sienten atraídos por las experiencias negativas, y a menudo promueven respuestas negativas, como la ira, la violencia, la venganza, el comportamiento autodestructivo, etc… Si las voces que están escuchando instan a hacer cosas negativas, o generan pensamientos negativos, entonces no son guías espirituales.

Susurros espirituales

Los “susurros espirituales” también tienen su parte más oscura, y es que cuando una persona “abre la comunicación con otras dimensiones” también puede recibir“señales” de entidades no deseadas. Los expertos aseguran que ciertas entidades demoníacas pueden acceder a nuestra mente y puede influir en nuestros pensamientos, y el susurro es una forma de penetrar en la mente de su víctima.
Hay que recordar que las entidades oscuras se esfuerzan en demostrar su existencia, y cuando la persona hace caso omiso a las indicaciones, entonces las entidades demoníacas comienzan a subir la frecuencia e intensidad de la comunicación, mediante susurros u otros fenómenos no deseados. Por este motivo hay que estar atento a todo tipo de señales que nos pueden indicar de qué tipo de entidades se tratan, para poder reaccionar tiempo antes de que sea demasiado tiempo.
Dado que los susurros fantasmales en nuestros oídos es un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo, claro está que no puede pasar inadvertido. Y aunque la ciencia intente alejarnos de nuestros verdaderos orígenes, es importante saber quiénes somos y las sorprendentes capacidades que poseemos.
Conocido comúnmente en la comunidad paranormal como “susurros espirituales”, se trata de una señal de que las personas que lo han experimentado han desarrollado una conciencia psíquica. al desarrollar el lado psíquico hay personas que tienen la capacidad de contactar con seres de otras dimensiones que en algunos casos pretende ayudarnos y en otras pude tratarse de seres demoníacos.
Todo aquel que ha tenido experiencias de este tipo afirma escuchar una especie de “zumbido” que se transforma como un susurro. Todos estos son signos de que algún tipo de espíritu está intentando comunicarse con nosotros, y muy a lo contrario de lo que pueda parecer, no hay que tener miedo. Aunque no todo el mundo tiene la misma experiencia en cuanto a los “susurros fantasmales”, el objeto siempre es el mismo: intentando llamar nuestra atención, hablar con nosotros y, en casos muy determinados, pueden darnos un mensaje.
Los psíquicos aseguran que estas entidades espirituales están a nuestro lado hablando tan normal como lo haría con un grupo de amigos o familiares. Al desarrollar estas capacidades, las personas recogen esas vibraciones de energía y las transforman en voces reconocibles. Cuando esto sucede, es como estar en una habitación de una casa cuando otros están hablando en otra habitación. En algunos casos podemos seguir esa conversación, pero generalmente no son lo suficientemente claras, por lo que recibiremos una especie de “zumbido” más o menos fuerte.
¿Pero cómo es posible comunicarnos con los espíritus? Nuestro subconsciente está siempre abierto para recibir y sentir otras energías que nos rodean. El subconsciente, que es una especie de antena energética, recoge los sonidos y sensaciones de nuestro alrededor constantemente, tanto si somos conscientes o no. Cuando se llega a un punto en que se necesita una mayor atención sobre una situación, entonces comienza con la recepción de pitidos, zumbidos o sensaciones, y en última instancia los “susurros”.
 Nuestros oídos, así como el resto de nuestros sentidos, están lejos de ser perfectos, y a menudo nos confunden, desvirtúan la realidad y hasta nos hacen percibir cosas que quizás no existen. Los profesores de canto tienen que enseñar a sus alumnos a relacionar las imágenes auditivas con sensaciones internas. Perciben así su sonido gracias a informaciones no auditivas, como la localización de las vibraciones más intensas, o los movimientos musculares.
Paradójicamente, las personas con problemas de audición a veces son hipersensibles a determinados sonidos. Aunque no podemos negar que quizas nunca estamos solos.


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