lunes, 11 de noviembre de 2013

Poemas de Sombras


Hojas rotas y secas, como el amor que fue verde un día
Como nuestras propias vidas que se van secando,
Como las lágrimas que un día caen y se sacan,
Como la tierra después de la lluvia,
Entonces pasaremos a desintegrarnos como las hojas
Que un día eran verdes, y estaremos entre las voces del universo…

Antiguo dolor, silencio viejo, Ausencia en las palabras,
Separase por un instante, cuando más me haces falta
Deliro en los ojos puestos en el suelo, no pertenecer
A ningún lado, esconderse dentro de los recuerdos felices, 
para volver a sentir, no encontrarte en los rincones vació,


Mi vida cambio de rumbo…

Esta noche ya nada importaba, yo me suicido un poco cada día, 
Aprendí a vivir con las sombras y los fantasmas del pasado,
Y trazo mi tumba mientras contorno mi silencio y el tuyo, 
y mis días de sonrisa, esa sonrisas por las cuales deseaba un poco de vida.


Mi palabra es ajena a lo que yo hablo…










Toda yo, bajo el recuerdos de tus ojos, invadida por tu aroma,
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero desvanecerme en la impaciencia de tus labios.
Volver a ser el ardor de tu lengua,
Porqué tu visión sombría redondea todas mis horas.






Voces de locos


Desperté un día de entre los muertos
¡Muertos en vida!
Entre mañanas negras y rostros reflejándose en la letrina.

No es un sueño, o pesadilla
Pues, ¿creo que estoy despierta?
Como Poe en un sueño eterno,
Como Alejandra Suicidando la infancia,
Lloras tu inocencia muerta.

Y las preguntas vuelven,
Permanecer largo rato mirando a la nada
Entre una pausa e instantes de silencios, 
Por favor, no leas la mediocridad 
De mis palabras,
No es mi escritura,
Ni las voces de los locos,
Ni lo que grito al silencio,
Pues, lo mío es parecido
A lo más ilegible y sin sentido,
¡Eso lo escribí yo!
No soy lo que leo,
Soy lo que escribo.

Ocultas la ausencia,
Y dejas que la melancolía
te bese en el pecho.

Dejar espacios vacíos...






No te detienes nuca,
Y avanzas con los pies mudos,
Huyes porque el silencio es soledad
Hora tras hora, ¡Huyes!
¿Qué te pasa? ¿Qué mierda quieres?
Quieres abrazar la espesa oscuridad
Y la eternidad de la muerte.

Llueve constante en mi memoria, 
En un silencio viejo te escucho,
El paisaje se vuelve oscuro
Y entro a las tierras de la sombras;
Como criaturas de golems
Al pie de las montañas muertas
Reflejados en los espejos de agua podrida,
Rodeados de espectros.

El sol nunca brilló en aquellas tierras,
En un lugar maldito me esperas.

Como zombies corriendo
Como idiotas para comer tu cerebro,
Experimentos con pedazos de cabezas
y figuras sin rostro,
te excita la muerte
Y tu mente se masturba.

¡Haces el amor con el cuerpo del poema!

El olvido jamás llega,
Caminado una y otra vez sobre vegetación muerta
Por putrefactas ciénagas
Llegas a la ciudad de las mil voces,
Una viscosa ciudad sin vida,
Te dije y me dije, 
Esto, no es una pesadilla…

Y en un instante todo es silencio,
La tormenta en un momento se seca,
Y mi garganta parecía tener arena y cenizas
Y no tenía sed de agua,
Momento en que la mente huele a sangre,
Y juegas a ser el rey del suicidio frustrado,
E inútilmente te halagan por ser fuerte,
Y te ríes entre dientes,
Y gritas y el grito se vuelve en sí mismo,
No podes deshacerte de ese espantoso deseo,
Momento en que las gotas de lluvia 
Se clavan como agujas,
¡Todo te estremece!,
Y ves sin saber porque la inmensidad
De luna que se asoma por tu vieja ventana,
Y miras, las imágenes borrosas,
que se reproducen,
Como proyecciones del cine de Chaplin
El cementerio de tus recuerdos,
Y la película se repite, 
Una y mil veces,
Te das cuenta que algo te importa
En este mundo alejado de la mano de Dios.

Y danzas y sonríes otra vez,
Y Lanzas plegarias en medio de las constelaciones.

En una habitación oscura,
Un cuerpo débil y la mente rota
Pero no puedes desprenderte
De esta vida porque aún
Algo te gusta,
¡Sí! Aún sientes un sabor
aunque sea amargo.

Y piensas en tantas respuestas
Sin preguntas, 
Y en tantas preguntas
Sin respuestas,
Y lloras en silencio porque el mundo olvido su magia.

Y las voces de los locos 
Te exclaman otra vez
¡Cállate Idiota, que este mundo no fue hecho para poetas!..




 A veces no somos más que niños perdidos buscando el camino que nos lleve casa, yo aún busco ese camino que me lleve a mi hogar, pero solo recuerdo que me perdí, en una infancia que tenía el aroma a rosas muertas…









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